viernes, 22 de abril de 2011

Un cigarro y una gota

Me sentía frustrada, desorientada y sin saber que hacer. Fue entonces que decidí tomar un cigarro, buscar un fósforo y salir a fumar.
Afuera, la lluvia mojaba mi alrededor y lo que no podía ver. Inhale el humo.
Recuerdo cuando ambos eramos felices en aquel infierno, donde nada podíamos hacer, y sin embargo, todo lo hacíamos. Las risas abundaban y la música era parte de nuestro ser. Exhalé el humo.
Recuerdo en la disyuntiva que caí cuando salí ¿Hice lo correcto? No lo sé, pero lo hecho está hecho y nada se puede hacer. Era feliz y no dudaba de nada hasta que lo conocí a él. Inhale el humo.
Buenos recuerdos, fiestas extrañas, distorsión y diversión, sexo alocado y adictivo. Un amor extraño, de polos opuestos y de no pensar en un futuro que no nos incluyera a ambos. Exhalé el humo. Suspiré.
Recuerdo aquel beso de ese desconocido que terminó con todo y tiró los escombros que quedaban de nuestro amor. Inhalé el humo.
¿La felicidad depende del amor? No lo sé, lo único que se es que el cigarrillo se acaba y aún no obtengo respuesta. Exhalé
Pensé en ambos, en el de muchas palabras y en el de muchas acciones; entonces, cayó una gota de agua que por poco acaba mi cigarrillo.
La miré; sí, aún podía fumarlo. Inhalé el humo.
Y es que la disyuntiva en este caso no me lleva a nada, a nada más que a pensar en borrar todo y comenzar en algún lugar donde a nadie conociese y todo fuese nuevo y los recuerdos no me afixiasen. Exhalé el humo y tiré el cigarrillo.
Otra gota cayó en mi cabello. La disfruté. Ojalá fuera así de fácil. Caer y que a nadie le importe, por que muchas gotas más caen.

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