domingo, 6 de febrero de 2011

La decouverté

Abro mis ojos. El juguete de mi cuna  sigue girando mientras toca una melodía conocida. El juguete se mueve lento y la melodía va alentando su ritmo. Entonces llega mi madre y comienza a darle cuerda. Todo empieza a andar más rápido. Ella me toma y me dice palabras dulces mientras vamos a iniciar la rutina.
Me baña, me viste, me aperfuma y salimos.
Pasó a comprar una golosina para cuando llegase al jardín dármelo con el propósito de que no lloráse su partida.
Llegamos, y ahí me quedo. Entre risas y juegos pasa el tiempo, y yo, lo observo pasar, cumpliendo con todo.
Jugue con los cubos mientras los niños jugaban, comí sólo cuando tocaba comer e hice las "tareas" que debía hacer cuando lo debía hacer. Es ahí cuando ella regresa por mí, trayendo consigo un día gris y lluvioso.
Ella se apresuró en llegar a casa, aunque nos mojamos de todos modos.
Rápidamente llegó a bañarme, me secó, me puso el pijama y me acostó en la cuna.
El juguete comenzó a girar con frenesí al tiempo que se cerraban mis ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario