domingo, 6 de febrero de 2011

La decouverté

Abro mis ojos. El juguete de mi cuna  sigue girando mientras toca una melodía conocida. El juguete se mueve lento y la melodía va alentando su ritmo. Entonces llega mi madre y comienza a darle cuerda. Todo empieza a andar más rápido. Ella me toma y me dice palabras dulces mientras vamos a iniciar la rutina.
Me baña, me viste, me aperfuma y salimos.
Pasó a comprar una golosina para cuando llegase al jardín dármelo con el propósito de que no lloráse su partida.
Llegamos, y ahí me quedo. Entre risas y juegos pasa el tiempo, y yo, lo observo pasar, cumpliendo con todo.
Jugue con los cubos mientras los niños jugaban, comí sólo cuando tocaba comer e hice las "tareas" que debía hacer cuando lo debía hacer. Es ahí cuando ella regresa por mí, trayendo consigo un día gris y lluvioso.
Ella se apresuró en llegar a casa, aunque nos mojamos de todos modos.
Rápidamente llegó a bañarme, me secó, me puso el pijama y me acostó en la cuna.
El juguete comenzó a girar con frenesí al tiempo que se cerraban mis ojos.

Judith

Un disparo. Silencio absoluto. Ya había acabado.
Ella barajó todas las opciones, pero ninguna la animaba realmente. Decidió simplemente salir del callejón, caminar y ver si encontraba un café abierto mientras guardaba su pistola en la cartera de cuero que llevaba siempre consigo.
Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas. No podía dejar que la angustia y el arrepentimiento  la inundasen.
Corrió una fría brisa. Se ciñó la chaqueta y le subió el cuello.
Prendió un cigarro mientras pensaba en no pensar en nada, menos en él.
Mientras más lo intentaba, más recuerdos se apoderaban de su mente.
La primera cita, el primer beso, su primer aniversario... Su boda.
No importa, se lo merece, pensó mientras salía otra lágrima de sus ojos.
Encontró un café. Entró.
- ¿Qué le sirvo?- Le preguntó un empleado del café-
- Cualquier cosa, por favor... - Dijo ella sin darle mucha importancia-
- ¿Le parece la promoción? - Dijo sonriente el tipo-
- Lo que sea... - Dijo ella-
El empleado se retiró y la chica sacó un bolígrafo y una libreta de su cartera.
"Hoy fue el fin. Hoy se pagaron las traiciones, las infidelidades, los errores y todas sus porquerías."
Anotó la fecha y guardó su libreta.
- Aquí tiene, señorita - Dijo el empleado-
- Gracias - Contestó fríamente-
Bebió lentamente su café.
Él era simplemente perfecto, lo amaba con su vida, por qué tuvo que hacerle la vida imposible, pensaba ella mientras miraba el reloj. Las 12 de la noche, ya era hora de volver a casa.
Pagó el café y fue por un taxi.
"En realidad él era un hijo de perra, es que no puede ser nombrado de otra forma ¿Cómo pudo engañarme con mi mejor amiga? ¿Cómo pudo contarle mis secretos más profundos a mi familia y dejarme prácticamente huérfana?...¿¡Cómo pudo violar a mi hija!? ."
Más lágrimas se escaparon.
"Ella, mi vida, mi sol, mi cielo y mi tierra..."
Tomó el taxi mientras veía como una película los recuerdos pasar, cómo él, desnudo, estaba frente a su pequeña, mientras ella lloraba y gritaba por auxilio.
Cuando la vio a ella, la niña salió corriendo hacia sus brazos y gritando un aliviado "¡Mamá!", mientras el tipo se daba la vuelta, boquiabierto.
Eran las 7 de la tarde, había llegado un poco más temprano de lo normal.
No sabía como reaccionar, simplemente no sabía. Arrulló a la niña hasta dormirla. Se fue hacia la otra pieza y le dejó ahí, aún con sus mejillas sonrosadas y sus pequeños ojos hinchados.
Cuando volvió a la pieza, él ya no estaba. Miró hacia el perchero y observo la ausencia de su chaqueta.
Buscó dentro de su armario la pistola y la carga, guardó todo en su cartera, tomó su chaqueta y salió.
Ella ya llegó a su casa. Le pagó al taxista y emprendió camino a su edificio. Esperó el ascensor.
No sabía por donde comenzar, sacó su celular de la cartera.
- Aló, Buenas tardes? - Dijo ella-
- Aló, Judith? ¿Cómo estás? - Contestó una voz masculina -
Judith sabía el él tenía una rutina, eso podía darle pista de su paradero.
- Bien, gracias... Hey, Carlos, necesito pedirte un favor más que grande -
- Claro, dime, sabes que siempre estoy para tí -
- ¿Donde van siempre ustedes a esta hora? -
- ¿Con tú marido? -
- Sí -
- Pues... A esta hora al boliche, pero él no me ha llamado, así que supongo que se fue al depa de Claudia - Dijo con simpleza -
- ¿Sigue con ella? Ash, no importa, gracias por el dato - Y colgó-
Bajó por el ascensor y partió en camino al departamento de Claudia, que estaba a un par de cuadras del de ella. Buscó en su cartera unas llaves, las encontró.
Subió al departamento de Claudia y pone las llaves. Abre de inmediato.
De pronto escucha unos susurros provenientes de la habitación de Claudia.
- ... Ella está loca, jura que yo he hecho algo malo, yo lo sé, está muy psicoseada desde que leyó aquel libro... - Dijo él descaradamente -
- Te creo, yo haré que no te localice- Dijo Claudia, confidencial-
Judith de paró en el dintel de la puerta de la habitación de Claudia. Ambos la miraron sorprendidos.
- ¿Qué haces aquí? - Dijeron al unísono -
- Nada, simplemente instinto y quiero salir contigo, Charlie - Dijo Judith con simpleza.
La cara de sorpresa iba en crescendo.
- Pues... Claro - Dijo él-
Se levantó y se puso junto a Judith.
- Nos vemos, Claudia -
Claudia quedó simplemente anonadada ante lo que sucedía frente a sus ojos.
Judith y Charlie se dirigieron a un antro. El tema no se tocó. Se besaron y bailaron como si nada hubiese pasado. Hasta que Charlie preguntó.
- ¿Sigues leyendo aquel libro?-
- Claro, como santa biblia- Dijo resuelta Judith-
Apuesto con que ahora va a excusarse con eso, siempre lo hace, pensó ella.
- ¿Tomaste tus remedios? -
- Yo no necesito de esas cosas- Dijo Judith cambiando su cara por una de enojo puro-
- Eh... Claro -
Dieron las 11 de la noche y emprendieron camino a casa, pasaron por un callejón.
Ella empezó a subir por el ascensor
- Hey Judith... Que fue lo que viste en la tarde, que pasó ahora con la niña - Preguntó intrigado Charlie-
Judith a escondidas cargó el arma y la dejó lista para ocuparla.
- Lo que hacías, maldito bastardo - Sacó la pistola y lo apuntó-
- Judith que mierda haces, ¡Qué viste ahora!-
- Lo vi todo, como te sacudías  frente a mi preciosa hija, degenerado de mierda - Dijo cargada de ira -
- ¡Por favor! ¡Dejémonos de juegos! ¡Tu hija no existe y son sólo parte de tus alucinaciones!... ¡Y lo que viste son parte de las alucinaciones que te provocan ese estúpido libro que llamas biblia!.
- ¡Imbécil! ¡Además de violar a mi hija ahora me quieres hacer pasar por loca!- Dijo apuntando aún a Charlie-
- ¡Judith!, lo que te pasa es simplemente que tu esquizofrenia hace que tengas alucinaciones con una hija que no existe por tu incapacidad de tener un hijo, y ese estúpido libro te hace imaginar situaciones que realmente no suceden!-
- ¡Mentiroso! - Cerró los ojos- Insistes en darme ese argumento, pero mi hija es real, la toco, la siento, ¡yo la parí!, ¿Cómo no va a ser real?-
- Eso fue simplemente una operación, no fue un parto, por favor Judith!-
- No, no te creo, callate maldito bastardo -
Y disparó.
Ella llegó hasta su departamento y entró, las luces estaban encendidas.
Dejó su cartera en la entrada y cerró la puerta detrás de sí.
- ¡Mamá! Al fin llegaste, me hice la comida yo solita, y ordené todo, esperaba que llegaras- Dijo la niña-
Judith la besó en la frente.
- Tu eres real...- Se dijo a sí misma-
La niña la miró sin entender.
Vió como la niña jugó con sus juguetes y al rato se estaba quedando dormida.
Judith la tomó y la arrulló.
Apagó las luces y se dirigió a la habitación de la niña, meciendo la nada...