viernes, 7 de febrero de 2014

Sed

Tomé un vaso. La música inundaba el lugar. Podía sentir los bajos provenientes de los altoparlantes recorriendo mi cuerpo. La gente se movía al compás de la música bajo la más completa oscuridad. Podía observar como las personas se mecían casi en cámara lenta. Mi mirada se centra en una chica de cabello oscuro, está con un chico. Aún bajo la penumbra, podía sentir esa tensión en sus miradas, esos deseos por acercarse. Oh... los bajos se están intensificando, creo que puedo sentir como mis piernas vibran. Pude notar como esas sombras se acercaban mientras bailaban de manera sensual y parsimoniosa; era algo casi erótico. Me lamí los labios. Esas vibraciones de nuevo, siento ese cosquilleo cerca de mis costillas, es como si esa vibración estuviese bajo mis pulmones. Por cierto... ¿Qué música es esta? ¿Es rock? ¿Metal? Debe ser algo progresivo... No lo sé, pero se siente genial como los bajos hacen que vibre mi cuerpo así. Mi mirada se volvió a centrar en la pareja que bailaba sólo rozándose, hasta que la sombra que pertenecía a un hombre rodea la cintura de la chica con su brazo. Siento un extraño cosquilleo en la zona de mi cintura, más bien cerca de mi estómago. Comienzo a beber del vaso ¿Qué mierda estoy bebiendo? Lo escupo.
Es cierto, debo centrarme en esa pareja. Ahora el chico está mirando a la chica; quiere besarla, estoy segura. Fue entonces cuando sentí que era la hora de atacar. De un empujón lo quito de encima, sentí que el chico me miró con odio. Lo miré directamente a los ojos y le sonreí a la vez que una luz caía en mi rostro. Salió corriendo. Tengo el camino libre.
La chica de cabello oscuro miró a mis ojos profundamente, entre intrigada y molesta. Le sonreí y me devolvió la sonrisa. Cambió la canción, seguimos a bailando. Perdí mi vaso. Bueno, ya no importa, estoy cerca. Abracé a la chica y la besé con pasión. Oh... Esas vibraciones hacen que me excite, necesito tocarla. Pasé mis manos fuertemente por su cintura mientras ella pasaba sus manos sobre mis pechos semidescubiertos. Necesitaba más. Comencé a besarla con mayor brío. Podía sentir ese grandioso sabor. Necesito más. Comencé a desgarrar su ropa y a morder y lamer sus hombros mientras bajaba con lentitud. Podía sentir como ella emitía pequeños quejidos. En el intertanto, mis filosas uñas arañaban el lugar por donde pasasen. Mi labios estaban demasiado humedecidos, podía sentir un sabor intenso, pero necesitaba más. Terminé por desgarrar su blusa, dejando su pecho al descubierto. De un arañazo rompí el resto de ropa, seguí haciendo lo mío, necesitaba más. Recorrí su vientre rasguñando más medida que continuaba bajando; podía sentir ese líquido que tanto ansiaba. Volví a sentir esa vibración extraña proveniente de los altoparlantes que me llegó justo bajo mi vientre. Ya no lo resistía, necesitaba terminar. Saqué todas mis garras. Los quejidos de la chica cada vez se hacían más audibles. Comencé a lamer lo que era mío, entre la música y la gente todo se confundía. Podía sentir ese dulce elixir tibio en mis labios, en mi garganta, en mis manos. Vuelvo a subir, abro su pecho y comienzo a degustar.
¡Oh! Era tan tibio, tan fresco. Comencé a morder y a arañar a mi gusto. Cada vez salía más líquido. Los quejidos se convertían en gritos. Estaba extasiada, fuera de mí. Lamía y tragaba. No me cansaba; disfrute hasta el último latido de su corazón hasta que un grito desgarrador me saca de mi frenesí. Apagaron la música y prendieron las luces. Los gritos se multiplicaron. Me relamí los labios, pasé mi lengua por su corazón que acababa de dejar de latir y huí corriendo en cuatro patas, dejando el cadáver de esa hermosa joven desmembrado y casi seco en medio de la pista de baile.

sábado, 23 de julio de 2011

Símbolo de muerte

La sangre corre
Fluye sin cause

Cae como la nieve y te preguntas
¿Por qué?
Sólo muere, muere como cada día
Inhala agonizante como si fuera un último respiro
Y lo será

Sacúdelo, caerá como la nieve
el humo te recrea un orgasmo armónico con tu voz
con tu ser, con tu espíritu

Siéntelo, disfruta, muere
Y te preguntas ¿Por qué?
Sólo muere, muere como cada día

Caída sin fin
Ensangrentada en tu dolor
Grita como puedas
No podrás escapar de la verdad

viernes, 22 de abril de 2011

Un cigarro y una gota

Me sentía frustrada, desorientada y sin saber que hacer. Fue entonces que decidí tomar un cigarro, buscar un fósforo y salir a fumar.
Afuera, la lluvia mojaba mi alrededor y lo que no podía ver. Inhale el humo.
Recuerdo cuando ambos eramos felices en aquel infierno, donde nada podíamos hacer, y sin embargo, todo lo hacíamos. Las risas abundaban y la música era parte de nuestro ser. Exhalé el humo.
Recuerdo en la disyuntiva que caí cuando salí ¿Hice lo correcto? No lo sé, pero lo hecho está hecho y nada se puede hacer. Era feliz y no dudaba de nada hasta que lo conocí a él. Inhale el humo.
Buenos recuerdos, fiestas extrañas, distorsión y diversión, sexo alocado y adictivo. Un amor extraño, de polos opuestos y de no pensar en un futuro que no nos incluyera a ambos. Exhalé el humo. Suspiré.
Recuerdo aquel beso de ese desconocido que terminó con todo y tiró los escombros que quedaban de nuestro amor. Inhalé el humo.
¿La felicidad depende del amor? No lo sé, lo único que se es que el cigarrillo se acaba y aún no obtengo respuesta. Exhalé
Pensé en ambos, en el de muchas palabras y en el de muchas acciones; entonces, cayó una gota de agua que por poco acaba mi cigarrillo.
La miré; sí, aún podía fumarlo. Inhalé el humo.
Y es que la disyuntiva en este caso no me lleva a nada, a nada más que a pensar en borrar todo y comenzar en algún lugar donde a nadie conociese y todo fuese nuevo y los recuerdos no me afixiasen. Exhalé el humo y tiré el cigarrillo.
Otra gota cayó en mi cabello. La disfruté. Ojalá fuera así de fácil. Caer y que a nadie le importe, por que muchas gotas más caen.

domingo, 6 de febrero de 2011

La decouverté

Abro mis ojos. El juguete de mi cuna  sigue girando mientras toca una melodía conocida. El juguete se mueve lento y la melodía va alentando su ritmo. Entonces llega mi madre y comienza a darle cuerda. Todo empieza a andar más rápido. Ella me toma y me dice palabras dulces mientras vamos a iniciar la rutina.
Me baña, me viste, me aperfuma y salimos.
Pasó a comprar una golosina para cuando llegase al jardín dármelo con el propósito de que no lloráse su partida.
Llegamos, y ahí me quedo. Entre risas y juegos pasa el tiempo, y yo, lo observo pasar, cumpliendo con todo.
Jugue con los cubos mientras los niños jugaban, comí sólo cuando tocaba comer e hice las "tareas" que debía hacer cuando lo debía hacer. Es ahí cuando ella regresa por mí, trayendo consigo un día gris y lluvioso.
Ella se apresuró en llegar a casa, aunque nos mojamos de todos modos.
Rápidamente llegó a bañarme, me secó, me puso el pijama y me acostó en la cuna.
El juguete comenzó a girar con frenesí al tiempo que se cerraban mis ojos.

Judith

Un disparo. Silencio absoluto. Ya había acabado.
Ella barajó todas las opciones, pero ninguna la animaba realmente. Decidió simplemente salir del callejón, caminar y ver si encontraba un café abierto mientras guardaba su pistola en la cartera de cuero que llevaba siempre consigo.
Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas. No podía dejar que la angustia y el arrepentimiento  la inundasen.
Corrió una fría brisa. Se ciñó la chaqueta y le subió el cuello.
Prendió un cigarro mientras pensaba en no pensar en nada, menos en él.
Mientras más lo intentaba, más recuerdos se apoderaban de su mente.
La primera cita, el primer beso, su primer aniversario... Su boda.
No importa, se lo merece, pensó mientras salía otra lágrima de sus ojos.
Encontró un café. Entró.
- ¿Qué le sirvo?- Le preguntó un empleado del café-
- Cualquier cosa, por favor... - Dijo ella sin darle mucha importancia-
- ¿Le parece la promoción? - Dijo sonriente el tipo-
- Lo que sea... - Dijo ella-
El empleado se retiró y la chica sacó un bolígrafo y una libreta de su cartera.
"Hoy fue el fin. Hoy se pagaron las traiciones, las infidelidades, los errores y todas sus porquerías."
Anotó la fecha y guardó su libreta.
- Aquí tiene, señorita - Dijo el empleado-
- Gracias - Contestó fríamente-
Bebió lentamente su café.
Él era simplemente perfecto, lo amaba con su vida, por qué tuvo que hacerle la vida imposible, pensaba ella mientras miraba el reloj. Las 12 de la noche, ya era hora de volver a casa.
Pagó el café y fue por un taxi.
"En realidad él era un hijo de perra, es que no puede ser nombrado de otra forma ¿Cómo pudo engañarme con mi mejor amiga? ¿Cómo pudo contarle mis secretos más profundos a mi familia y dejarme prácticamente huérfana?...¿¡Cómo pudo violar a mi hija!? ."
Más lágrimas se escaparon.
"Ella, mi vida, mi sol, mi cielo y mi tierra..."
Tomó el taxi mientras veía como una película los recuerdos pasar, cómo él, desnudo, estaba frente a su pequeña, mientras ella lloraba y gritaba por auxilio.
Cuando la vio a ella, la niña salió corriendo hacia sus brazos y gritando un aliviado "¡Mamá!", mientras el tipo se daba la vuelta, boquiabierto.
Eran las 7 de la tarde, había llegado un poco más temprano de lo normal.
No sabía como reaccionar, simplemente no sabía. Arrulló a la niña hasta dormirla. Se fue hacia la otra pieza y le dejó ahí, aún con sus mejillas sonrosadas y sus pequeños ojos hinchados.
Cuando volvió a la pieza, él ya no estaba. Miró hacia el perchero y observo la ausencia de su chaqueta.
Buscó dentro de su armario la pistola y la carga, guardó todo en su cartera, tomó su chaqueta y salió.
Ella ya llegó a su casa. Le pagó al taxista y emprendió camino a su edificio. Esperó el ascensor.
No sabía por donde comenzar, sacó su celular de la cartera.
- Aló, Buenas tardes? - Dijo ella-
- Aló, Judith? ¿Cómo estás? - Contestó una voz masculina -
Judith sabía el él tenía una rutina, eso podía darle pista de su paradero.
- Bien, gracias... Hey, Carlos, necesito pedirte un favor más que grande -
- Claro, dime, sabes que siempre estoy para tí -
- ¿Donde van siempre ustedes a esta hora? -
- ¿Con tú marido? -
- Sí -
- Pues... A esta hora al boliche, pero él no me ha llamado, así que supongo que se fue al depa de Claudia - Dijo con simpleza -
- ¿Sigue con ella? Ash, no importa, gracias por el dato - Y colgó-
Bajó por el ascensor y partió en camino al departamento de Claudia, que estaba a un par de cuadras del de ella. Buscó en su cartera unas llaves, las encontró.
Subió al departamento de Claudia y pone las llaves. Abre de inmediato.
De pronto escucha unos susurros provenientes de la habitación de Claudia.
- ... Ella está loca, jura que yo he hecho algo malo, yo lo sé, está muy psicoseada desde que leyó aquel libro... - Dijo él descaradamente -
- Te creo, yo haré que no te localice- Dijo Claudia, confidencial-
Judith de paró en el dintel de la puerta de la habitación de Claudia. Ambos la miraron sorprendidos.
- ¿Qué haces aquí? - Dijeron al unísono -
- Nada, simplemente instinto y quiero salir contigo, Charlie - Dijo Judith con simpleza.
La cara de sorpresa iba en crescendo.
- Pues... Claro - Dijo él-
Se levantó y se puso junto a Judith.
- Nos vemos, Claudia -
Claudia quedó simplemente anonadada ante lo que sucedía frente a sus ojos.
Judith y Charlie se dirigieron a un antro. El tema no se tocó. Se besaron y bailaron como si nada hubiese pasado. Hasta que Charlie preguntó.
- ¿Sigues leyendo aquel libro?-
- Claro, como santa biblia- Dijo resuelta Judith-
Apuesto con que ahora va a excusarse con eso, siempre lo hace, pensó ella.
- ¿Tomaste tus remedios? -
- Yo no necesito de esas cosas- Dijo Judith cambiando su cara por una de enojo puro-
- Eh... Claro -
Dieron las 11 de la noche y emprendieron camino a casa, pasaron por un callejón.
Ella empezó a subir por el ascensor
- Hey Judith... Que fue lo que viste en la tarde, que pasó ahora con la niña - Preguntó intrigado Charlie-
Judith a escondidas cargó el arma y la dejó lista para ocuparla.
- Lo que hacías, maldito bastardo - Sacó la pistola y lo apuntó-
- Judith que mierda haces, ¡Qué viste ahora!-
- Lo vi todo, como te sacudías  frente a mi preciosa hija, degenerado de mierda - Dijo cargada de ira -
- ¡Por favor! ¡Dejémonos de juegos! ¡Tu hija no existe y son sólo parte de tus alucinaciones!... ¡Y lo que viste son parte de las alucinaciones que te provocan ese estúpido libro que llamas biblia!.
- ¡Imbécil! ¡Además de violar a mi hija ahora me quieres hacer pasar por loca!- Dijo apuntando aún a Charlie-
- ¡Judith!, lo que te pasa es simplemente que tu esquizofrenia hace que tengas alucinaciones con una hija que no existe por tu incapacidad de tener un hijo, y ese estúpido libro te hace imaginar situaciones que realmente no suceden!-
- ¡Mentiroso! - Cerró los ojos- Insistes en darme ese argumento, pero mi hija es real, la toco, la siento, ¡yo la parí!, ¿Cómo no va a ser real?-
- Eso fue simplemente una operación, no fue un parto, por favor Judith!-
- No, no te creo, callate maldito bastardo -
Y disparó.
Ella llegó hasta su departamento y entró, las luces estaban encendidas.
Dejó su cartera en la entrada y cerró la puerta detrás de sí.
- ¡Mamá! Al fin llegaste, me hice la comida yo solita, y ordené todo, esperaba que llegaras- Dijo la niña-
Judith la besó en la frente.
- Tu eres real...- Se dijo a sí misma-
La niña la miró sin entender.
Vió como la niña jugó con sus juguetes y al rato se estaba quedando dormida.
Judith la tomó y la arrulló.
Apagó las luces y se dirigió a la habitación de la niña, meciendo la nada...